En la actualidad se ha podido detectar una creciente adicción por el entrenamiento con pesas y en especial una obsesión por el culturismo, donde el entrenamiento con la finalidad del fortalecimiento muscular utilizando máquinas de pesas genera un riesgo muy alto de dependencia por parte de quienes lo practican.
Como toda adicción, la obsesión por el culturismo puede hacer que tanto hombres como mujeres que comenzaron su práctica, con el tiempo dejen sus actividades habituales con la sola intención de ir al gimnasio a diario y así poder entrenar, incluyendo el hecho que no dejan de practicar ni siquiera estando lesionados.
Un estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine, ya hacía referencia a esto en 2010, cuando alertaba sobre el hecho que los ejercicios de fortalecimiento en las máquinas de pesas poseen un riesgo de dependencia muy elevado.
En esta publicación se hacía mención a un estudio realizado por la Universidad de Mane en Estados Unidos donde participaron 89 voluntarios hombres con edades que oscilaban entre los 16 y 55 años, diferenciándose tres grupos:
Culturistas con más de dos años de experiencia
Levantaroes de pesas con más de un año de entrenamiento
Personas que recién se iniciaban en el culturismo
Estos participantes completaron cuestionarios respondiendo sobre sus hábitos de entrenamiento, ya que el objetivo de la encuesta era determinar los diferentes niveles que podían existir de dependencia al entrenamiento físico y también conocer cuál era el grado de aceptación que tenían de su propio cuerpo.
De estos 89 voluntarios, la mayoría presentaron una patología denominada como dismorfia muscular, que se traduce en una visión distorsionada de su propio cuerpo y en general todos tenían la seguridad que las demás personas lo veían como débiles físicamente, o muy delgados o con mucha grasa.
Esta preocupación permanente puede llevar a una verdadera obsesión por el culturismo como el medio idóneo para perder grasa y ganar músculo, sin importar el hecho de tener que llevar adelante un entrenamiento excesivo y en muchos casos existen personas que comienzan a consumir desde esteroides hasta anabolizantes y hormonas que pueden causar graves daños a la salud.
Entre los culturistas con mayor experiencia pudo verse que eran ellos quienes presentaban mayores rasgos de dependencia al entrenamiento excesivo sobre todo debido a que compartían sus jornadas en el gimnasio con otros culturistas que demostraban también cierta obsesión por entrenar, como una forma de superar en muchos casos sus complejos de inferioridad y los problemas de autoestima.
Por último, esta investigación también pudo determinar que en la mayoría de los casos estudiados los culturistas no buscaban un aumento de fuerza sino logra el máximo desarrollo de cada músculo de su cuerpo.
Como en toda actividad ya sea a nivel físico o psíquico las conductas obsesivas pueden llevar a daños irreparables en la salud y por ello es necesario preguntarse en estos casos si tiene sentido tanto sacrificio que a la larga no resulta natural ni saludable.
Cinturón de entrenamiento
¿Sirve realmente usar el cinturón de entrenamiento? ¿Sirve realmente como un protector de la espalda baja?
Si bien es cierto que el cinturón de entrenamiento protege la zona lumbar, la duda radica en si es necesario usarlo en todo momento durante el entrenamiento o solo en algunas ocasiones y con determinados tipos de ejercicios.
Cinturón de entrenamientoEn realidad el cinturón ancho, es un complemento del equipo de entrenamiento que se utiliza en ciertas oportunidades y para la realización de algunos ejercicios que demandan un determinado esfuerzo que puede colocar en riesgo la columna lumbar, causando una lesión.
Lo recomendable sería utilizar el cinturón de entrenamiento cuando el esfuerzo a realizarse puede causar una lesión, cosa que no siempre se hace, algunas veces por exceso y otras por falta.
De esta forma, algunas personas lo usan en forma permanente, para todos los ejercicios, inclusive en aquellos donde no es necesario en lo absoluto y otras los hacen en muy pocas ocasiones a veces colocando en riesgo la región lumbar y aquellas que se irradian de la periferia.
Asimismo, e efecto que produce el uso del cinturón en un entrenamiento puede clasificarse en dos tipos, uno fundamentalmente físico, con una gran contracción de tipo intra-abdominal, que permite el uso de cargas importantes sin el riesgo de desequilibrar el conjunto óseo músculo-articular, sobre todo en ejercicios como sentadillas, donde la carga estática impacta de forma directa y angular sobre las vértebras lumbares, discos intervertebrales y músculos que lo rodean.
Un segundo efecto puede definirse como de tipo psicológico, como si fuera un efecto placebo al sentirse protegido y con la región contenida.
Sin embargo, no es conveniente ni recomendable usar el cinturón lumbar de forma permanente porque se anula la acción del “core” o cinturón natural formado por los músculos abdominales transversales y oblicuos.
Se debe usar el cinturón en ejercicios en “estación” que demandan posiciones en equilibrio y nunca utilizarlo cuando se realizan ejercicios con apoyo o en banco donde la parte lumbar se apoya.
El uso indiscriminado del cinturón no permite el fortalecimiento del core, y se genera entonces una dependencia que no permite entrenamientos fuertes sin protección, principalmente cuando el atleta entra en zona de confort con las cargas que usa y se hace necesario su aumento.
Todos los complementos pueden utilizarse si se hace un uso adecuado de ellos y el cinturón lumbar puede ser de gran ayuda para llegar a zonas profundas de trabajo, pero también ser absolutamente contraindicado en la evolución de los cambios de carga.
Consejos para respirar bien nadando
Hoy en la sección de deportes acuáticos hablamos un poco sobre natación. Mucha gente tiene reparos a ir a la piscina porque no controla del todo la respiración al nadar. No es un tema poco importante, de hecho, es una de las principales pruebas de fuego entre los buenos nadadores y los malos, de igual forma, para aquellos que no quieren ser nadadores olímpicos, que simplemente pretenden hacer algo de piscina para mantenerse en forma o tonificar los músculos, lo cierto es que respirar nadando de forma correcta puede suponer toda una montaña, cuando en verdad, no es ningún problema más allá de seguir algunas indicaciones lógicas.
Así, a continuación te presento algunos consejos que puedes utilizar para llevar a cabo una correcta brazada en tu piscina habitual sin miedo de ahogarte por falta de aire:
Respirar por ambos lados: si estamos nadando a crol, es evidente que podemos ir haciendo un movimiento discontinuo con la cabeza, es positivo que respiremos por ambos lados, y no solo por el derecho, que es lo más habitual, de esa forma y inspirando cada 2-3 brazadas conseguiremos una mejora en nuestra respiración.
Nadar de espaldas: si realmente te da pánico, puedes empezar nadando de espaldas, es una de las formas más básicas de hacerlo, y además, garantiza que mirando al techo puedes ir respirando con tranquilidad y controlando el ritmo, aún así, no dejes de tener cierto cuidado, y no bajes la guardia.
No forzar la respiración: al igual que si vas corriendo no jadeas como un loco, tampoco hace falta forzar la respiración en la natación, simplemente respira tranquilamente a tu ritmo, y de la forma más natural que te sea posible.
Si vas en estilo frontal o mariposa, coge aire cuando saques la cabeza y lo expulsas cuando vuelvas a meter la cabeza en el agua.
Como podemos observar, respirar nadando no debe suponer un problema demasiado grande, si lo hacemos de forma tranquila y siempre con precaución. Notarás que poco a poco sale de forma natural, como en todos los deportes, y que entonces podrás gastar el tiempo en pensar en otras muchas cosas, relajarte y pasar un buen rato en la piscina, que en el fondo debe ser el objetivo primordial.
Tres consejos básicos para correr en mejores condiciones
Cuando iniciamos entrenamientos muchas veces dejamos de lado algunos conceptos básicos que son en esencia aquellos que pueden condicionar una mejora relativa en nuestro potencial, y que por tanto, no debemos dejar en ningún momento de tener claros y delante de nosotros, para guiarnos por el proceso de rutinas y de entrenamientos que llevemos a cabo en el futuro.
Con esto quiero decir que cuando queremos correr en mejores condiciones no hace falta que pensemos en métodos últimos de entrenamiento, ni en difíciles fórmulas mágicas, más bien, la mayoría de los casos todo se resume en aquellos principios básicos que harán de nuestros entrenamientos algo más. A continuación os voy a presentar los, para mi, tres consejos básicos para correr en mejores condiciones:
Descanso. Es esencial llevar a cabo un descanso de tanto en cuanto, y dejar entre los entrenamientos el tiempo necesario para que el cuerpo descanse, se adapte y admita todo lo que hemos entrenado. Aunque parezca una tontería, es una locura llevar a cabo más de dos entrenamientos seguidos en días sucesivos, de esta forma lo único que hacemos es fatigar de forma incansable al cuerpo. Por supuesto si te apetece salir a trotar hazlo, pero jamás dentro de tu pauta, ese día corre por simple y puro placer.
Lesiones. Controla tu cuerpo, aquellos músculos o huesos que te puedan dolor, y en caso de duda tomate un tiempo, acude a un profesional, pero no fuerces la maquina, por dejar un día de entrenar no pasa nada, pero si pasa si decides tirar adelante y luego caes en una lesión mucho más importante.
Intensidad. Vigila la intensidad de tus entrenamientos, no debes nunca superar el 85% del esfuerzo que realizas. La capacidad se puede medir a partir de las pulsaciones, pero entiendo que esto es complejo en medio de un trote, por eso, muchas veces podemos hablar, si somos capaces de hablar sin demasiados esfuerzos es señal de que estamos trabajando a un ritmo adecuado. Vertebra tus entrenamientos para que haya de todo, no siempre trabajes en la misma intensidad, una de las claves de una buena programación es justamente la variedad, para de esa forma “engañar” a nuestro cuerpo y que mejore más de lo habitual.
Fuente puntofape.com
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